El primero que hay que hacer después de una quemadura es poner la parte quemada bajo un rayo de agua fría y nada más, sin la utilización de pomadas o aceites y si hace falta, iremos a urgencias. La mayoría de quemaduras en los niños pasan a la cocina, por lo cual hay que tenerlos bien lejos del fuego mientras se esté cocinando, y no dejar nunca a su alcance cerillas, mecheros, hogares de fuego, líquidos calientes, estufas o cualquier cosa que los pueda quemar. Después de la quemadura una intervención rápida es decisiva para disminuir el tiempo de contacto entre el niño y el que le quema para contrarrestar los efectos.
El primero es el rayo de agua fría, y si es el caso habrá que retirar las ropas del pequeño quemado, excepto las que estén adheridas a la piel. Se evaluará su estado para evitar una contaminación bacteriana o infección, se tiene que trasladar el más rápido posible a un centro médico. La gravedad de una quemadura la determina el factor que la causa , su profundidad y extensión, la parte del cuerpo donde se localiza y la edad, una misma lesión supone más riesgo en niños, especialmente en bebés.
- Las quemaduras de primer grado afectan solo la epidermis y se manifiestan cómo una lesión roja llamada eritema. Son dolorosas, pero se curan en una semana.
- Las quemaduras de segundo grado pueden afectar toda la epidermis y la capa superior de la dermis o todo el grueso de la piel. Aparecen eritema y ampollas y se cura en dos o tres semanas. Son más profundas y la piel se vuelve de color blanco marronoso y se hunde. A veces necesitan tratamiento quirúrgico.
- Las quemaduras de tercer grado afectan todo el grueso de la piel. Se forman ampollas y pueden ir acompañadas de fiebre, debilidad... En estas quemaduras la piel no se regenera y si se quieren reparar las cicatrices se tendrá que recurrir a la cirugía plástica. En las quemaduras de tercero grave se tiene que vigilar si hay riesgo de afección respiratoria o de pérdida funcional de alguna parte del cuerpo, de las cicatrices tirantes de la piel.