El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con hiperactividad o sin) tiene un origen genético y es un trastorno del funcionamiento cerebral, que afecta entre un 5 y 10 % de la población, mayoritariamente masculina, aunque otros estudios lo sitúan entre el 3 y 6 %.
Parece que es más difícil diagnosticarlo a las niñas por su aprendizaje social y cultural, diagnostican más casos de TDA que de TDAH.
Los síntomas empiezan a la infancia y se caracterizan por una carencia de atención, una excesiva actividad motriz y la impulsividad.
- La carencia de atención se determina principalmente porque tienen dificultades para mantener la atención en tareas repetitivas y aburridas por ellos.
- La excesiva actividad motriz es porque los cuesta estar quietos, se levantan de la silla al aula, molestan a los compañeros, hablan demasiado...
- La impulsividad hace que sean incapaces de actuar antes de pensar interrumpan a menudo. Estas manifestaciones cambian con la edad.
Estos síntomas se traducen en dificultades de aprendizaje en el lenguaje oral y la comprensión lectora, baja memoria de trabajo, etc.
Otros problemas asociados son tener baja autoestima, depresión, ansiedad, sufrir acoso escolar, trastornos de conducta...
Cómo tratarlo
Farmacológico: por los padres y madres es comprensible que se los preocupe administrar psicofármacos siendo importando conocer las ventajas y los inconvenientes de estos por el tratamiento del TDAH. Se tiene que valorarlo con los docentes y profesionales de la salud.
Varios estudios de expertos alertan desde hace tiempos un aumento del diagnóstico del TDAH y también de la medicación que reciben, manifestando que pueden tener consecuencias físicas, sociales y psicológicas, cuando los toman y en la etapa adulta.
En casos de síntomas más leves habrá que entrenar a los padres y tutores de la escuela, para conocer cómo pueden intervenir y modificar cuando haga falta, las conductas de los niños con TDAH.