Se acerca la Navidad y con él la locura para comprar regalos: Tió, Padre Noel, Reyes, Amigos invisibles... No tenemos escapatoria. El consumismo nos atrapará de una manera u otra y en este tema, como con todo a la vida, cada casa es un mundo y cada familia establece unas normas y unas dinámicas determinadas en función de su manera de enfocar la educación, sus posibilidades y de su manera de entender la Navidad y todo el que implica.
Dado que ya hay muchas páginas que hablan sobre qué tipo de regalos convienen más o menos a los más pequeños y dado que cada cual ya tiene más o menos claro cuál es el enfoque que quiere dar en casa suya, hoy sólo puntualizaremos una serie de aspectos que pueden resultar útiles a la hora de plantear el tema de los regalos a casa, sobre todo, cuando los niños y niñas ya son más grandets.
- Pensamos en cuál es nuestro presupuesto y mostrémonos inflexibles en este punto. Contribuiremos al hecho que la economía familiar no se desestabilice y enseñaremos a nuestros hijos que gastar con medida es recomendable para ir por la vida.
- No regalamos cosas en función de los estereotipos de género ni de ningún otro tipo, para no contribuir a fomentar estigmas sociales que tenemos que hacer desaparecer.
- Seamos prácticos.
- Un regalo personalizado está plenamente justificado cuando sabemos del cierto que contribuirá a sentirse más feliz a la persona que lo recibe.
- Pensamos que las modas son pasajeras y que no es educativo gastar determinadas cantidades de dinero en artículos que utilizaremos poquíssim.
- Una buena idea consiste a regalar experiencias familiares al aire libre porque las acabamos disfrutando todos.
- Los juegos de mesa son una gran opción: enseñan a ganar, enseñan a perder y permiten compartir ratos con toda la familia, por muy variadas que sean las edades.
- Regalar cultura en forma de lectura (libros, cómicos, suscripciones a revistas...) arte (entradas a museos, teatros, conciertos...) tendría que ser obligatorio, porque es invertir en educación.
- Aprovechamos la época navideña para concienciar a nuestros hijos y a nuestros alumnos (sobre todo cuando son más grandes) del valor que tienen las cosas y del esfuerzo que cuesta conseguirlas.
- Y finalmente, recordamos la recomendación de psicólogos y expertos en aquello que denominan la Ley de los 4 regalos: un regalo para llevar puesto + un regalo cultural + un deseo + un accesorio que resulte útil para nuestra vida cotidiana; porque esto nos ayudará mucho a la hora de medir un poco nuestras compras navideñas y porque contribuirá a equilibrar el que puedan recibir nuestros hijos otros amigos y familiares.
Al final, como con todo a la vida, la máxima que dice que menos es menos acostumbra a no fallar, porque cuanto más cosas reciben nuestros hijos y más acumulación de obsequios, juegos, regalos, viajes y experiencias maravillosas los ofrecemos, más alto ponemos el listón. Así que cuando pensáis en los más pequeños de la casa estas fiestas, no os dejáis traer por las ganas de llenarlos de regalos con la excusa que vosotros no tuvisteis todo aquello que los podéis ofrecer. Compartís con ellos ratos y juegos; pero pensáis que la moderación y el sentido común son unos grandes aliados, porque cuanto más tienen, menos lo valoran y es responsabilidad nuestra educarlos en la cultura del saber disfrutar de las cosas sencillas de la vida. Al final, de nosotros dependerá en gran medida, que no sean unos consumistas compulsivos el día de mañana.
Así pues, no nos echamos piedras a nuestro tejado: pensamos en ellos, en el que más los puede gustar y en el que más ilusión los puede hacer, teniendo en cuenta, pero que el tiempo que los dedicamos es una de las mejores inversiones de futuro que los podemos ofrecer.