Cuando tienes niños pequeños las rabietes son el pan de cada día y una de las preocupaciones más presentes. Es normal, una rabieta puede surgir en cualquier momento sin saber muy bien qué está pasando. Incluso me encuentro con madres y padres que antes de que su hijo empiece esta etapa, ya la temen!
Y es que es una de las situaciones que representa más inseguridad, impotencia y confusión a la hora de abordarlas. Te gustaría poderlas gestionar rápidamente, a sabiendas de exactamente como responder y con la confianza que «lo has hecho bien». Y todo esto de una manera respetuosa, amorosa y sin ser «demasiado blanda».
Seguro que has pensado que si supieras abordar las rabietes de otro modo podríais disfrutar de una vida más tranquila y de un tiempo familiar con más calidad. Y cómo que cruces que no te sales, empiezas a sentir las voces de la autocrítica y la culpabilidad. Toda una pesadilla, vaya!
Resulta que un día «te sale bien el enfrentamiento» pero no sabes por qué, y te resulta imposible repetirlo! Quieres un sistema que te garantice siempre una gestión eficaz, amorosa y rápida de las rabietes. Y, seguramente te estás dando cuenta, que esto que pides es... muy difícil de conseguir. No querría aplastarte la guitarra pero tampoco quiero decirte el que no es.
[su_quote]El primero que hay que tener claro para gestionar las rabietes de forma empática es ser realista y bajar las expectativas[/su_quote]
Me encanta ver como cada vez hay más padres y madres que leéis, os informáis y formáis en pedagogía positiva, esto quiere decir que tenéis la conciencia que hay que actualizar los métodos de crianza.
Y también me hago un harto de ver padres y madres preocupados para no ser perfectas, con la losa de la culpa y la autoexigència, el que los hace dejar de disfrutar de esta etapa que nunca más volverá.
Por eso el primer paso para gestionar las rabietes desde la empatía es:
1. Bajar las expectativas de crianza y mantener los estándares altos
Esto quiere decir que es importante seguir queriendo dar el mejor de vosotros mismos como padres y madres, seguir formándoos, leyendo y recibiendo asesoramiento de profesionales. Y a la vez ser conscientes que es un camino de crecimiento y contribución a la formación de la inteligencia emocional y relacional de vuestros hijos. Es un camino y no una finalidad.
Hay que ser consciente que existe la posibilidad que no gestiones todas las rabietes de una forma equilibrada, empática, serena y super zen. Lo siento, no eres un monge budista ni estás iluminado. Por lo tanto, suelta la necesidad de hacerlo perfecto, porque cada «error» formará parte de tu aprendizaje y crecerás con él.
Y el que es mejor, tu hijo o hija aprenderá que equivocarse es humano y necesario para crecer, lo ayudarás a desterrar el miedo a equivocarse, una de las que más te frenan durante la vida.
Digas a tú mismo: me doy permiso para equivocarme, cada error me ayuda a crecer y ser cada día mejor paro/madre.
Fíjate en el lenguaje que utilizamos para describir esta situación: rabieta, marraneria, pataleta, enrabiada, llamamiento de atención, «pataleta»... Ya hay una connotación negativa y en realidad no tiene por qué ser así. Te invito a que cambies la forma de percibir la rabieta adquiriendo una nueva palabra: reconnexió.
Tu hijo te está pidiendo recuperar la conexión contigo y volver a sentir que lo tienes en cuenta y que el aprecios. Por lo tanto cada rabieta es una oportunidad por reconnectar con él y construir una relación más íntima, segura y amorosa.
Quizás te estás preguntando, qué tiene que ver esto con la empatía? Muy fácil.
[su_quote]Porque puedas responder de forma empática, necesitas que tu estado emocional sea receptivo y no reactivo[/su_quote]
Cuando afrontas las rabietes desde la exigencia, la perfección y el miedo a equivocarte, automáticamente se dispara tu sistema nervioso simpático, que te prepara por la lucha y la fuga, y aparece el estrés. Y desde un estado de miedo tu gestión emocional es realmente una lucha titánica.
Y cómo que quieres las cosas fáciles y respetuosas contigo y los otros... vamos a ponerlo fácil!
Cuando voces que tu hija está empezando a poner en marcha la maquinaria de la rabieta y tú eres consciente que probablemente le dure más del que querrías, que puede ser que te cueste mantener't en un estado de serenidad a la hora de gestionarla, y que puede ser que haya momentos en que no sabrás qué hacer... te relajas.
No me creas, pruébalo.
El mayor obstáculo para gestionar las rabietes desde la empatía no es que te falten herramientas para hacerlo. Seguramente las tienes y sino puedes leer cualquier libro que te hable. El reto más grande es tener la actitud adecuada para poder aplicar estas herramientas positivas, en ninguna parte de reaccionar como te han enseñado.
Así que, un golpe has bajado las expectativas y tu estado emocional puede ser menos reactivo, toca la clave número 2.
2. Cambia el significado de la rabieta para tú
Cambiando la palabra rabieta por reconnexió ya estás facilitando el cambio de significado, pero quizás piensas... para qué?
Si cruces que una rabieta significa que tu hijo te está tomando el pelo o que intenta manipularte emocionalmente, que lo hace para llamar la atención, que estáis montando un espectáculo y que te puedes sentir juzgado, que no te escucha y que sólo tienes ganas de salir corriendo cuando le pasa... como cruces que estará tu estado emocional y mental? Preparado para gestionar la rabieta con serenidad y eficacia? O con irritabilidad e impaciencia?
Para tener la actitud ideal para abordar una rabieta desde la empatía necesitas ir en su origen de la actitud, que son tus pensamientos y creencias sobre la rabieta.
Pero como lo haces? Cómo si fuera tan fácil cambiar el que cruces!
Pues, cómo hemos dicho antes, es un camino de crecimiento y aprendizaje, y puedes ir rectificando las creencias y pensamientos en función de cuando te das cuenta que existen.
Te propongo un ejercicio para hacer este cambio. Apunta:
- Qué significa para mí que mi hijo o hija tenga una rabieta?
- En que me está perjudicando pensar así (en mi relación con él/a, en mi estado emocional, en mi relación con la pareja y resto de la familia, en mi salud,...)?
- Cuál es el nuevo pensamiento que me ayudará a vivir la rabieta desde la comprensión y la serenidad?
- Cómo lo haré a partir de ahora para reforzar este nuevo pensamiento, qué 3 acciones haré?
Cuántas más cosas escribas más reforzarás este nuevo pensamiento, que generará unas nuevas emociones, unas nuevas actitudes y por lo tanto, unos nuevos resultados.
Qué pasaría si a partir de ahora te permitieras apreciar la necesidad no satisfecha que tu hijo te está expresando con la rabieta? Porque no, una rabieta no es un capricho, tiene una razón de ser. Todos tenemos que satisfacer nuestras necesidades básicas, sea como fuere. La diferencia entre tú y tu hijo es que tú puedes ser consciente de tus necesidades y puedes elegir como cubrirlas desde la conciencia y el pensamiento racional. Puedes parar, darte cuenta de cómo has reaccionado y buscar una nueva alternativa.
Tu hijo sólo sabe expresar el dolor de una necesidad no satisfecha de este modo. Y está expresando: ei!! hay algo que no funciona! No me siento bien! Y la manera más efectiva que conozco para hacértelo saber es esta!
No es nada personal en tu contra. Te está pidiendo ayuda.
Y cómo descubres qué necesidad es? Aquí entra la empatía con todo su esplendor:
- Escucha y observa con atención tanto la comunicación verbal como la no verbal. Tu objetivo es comprender como se siendo para poder satisfacer su necesidad (y como consecuencia la rabieta ya no tendrá razón de ser, y poco a poco desaparecerá).
- Hazle de Espejo: ayúdalo a reconocer sus emociones y necesidades y vuélvele el reflejo. Puedes utilizar frases cómo: "debes de estar muy disgustado para llorar así; ostras, pareces muy enfadado!"
Y también describir la situación sin evaluar: ya te aviso que no es fácil, pero cono estás aprendiendo te puedes permitir equivocarte ;) Puedes describir el que voces: "vaya, te lo estabas pasando muy bien al parque y querrías quedarte un rato más, debe de ser llevar por tú marchar ahora".
- Preguntas, no gracias, al menos al principio.
Reconforta más «ya veo que hay algo que te pone triste» que unos «que ha pasado?», «por qué te pones así?». Piensa que no sabe muy bien qué siendo ni por qué, y estas preguntas poder hacer crecer sus emociones (exacto, empeorar la rabieta).
Esto quiere decir que le tienes que dar la razón? No, no tiene nada a ver la empatía con hacer la pelota.
[su_quote]Los niños no necesitan que estés de acuerdo con sus sentimientos, sino que los reconozcas. El que necesitan es que alguien sea consciente del que están experimentando[/su_quote]
Es diferente decir «Ya sé que te pasa» a describir la situación «el primer día de escuela puedes acabar muy agobiado, hay tantas cosas nuevas!». De este modo el niño siendo que lo has entendido.
- Corta tus juicios y evaluaciones, sale de la ecuación!
El que tu hijo siendo no tiene nada que ver con sí eres buena madre o buen padre, y tampoco tiene que ver contigo. Está hablando de él, de cómo está viviendo una situación, las emociones que se le despiertan según su forma de percibir la realidad. Si te dice «te odio» no te lo tomes literalmente y ayúdalo a entender el que siendo, a identificarlo, y a expresarlo de otro modo.
- Interviene: Todas las emociones son válidas, son las acciones el que limitamos.
Si se expresa de forma ofensiva puedes comunicarle con la descripción y sin atacar su carácter: «esto que acabo de sentir/ver no me gusta nada», «si estás disgustado por algo dímelo con otras palabras, quizás lo podemos resolver todos juntos».
- Actúa: a veces sólo reconociendo las emociones y dando espacio/aire emocional hay bastante. Pero cuando no es así, que haces?
Puedes conceder sus deseos en la fantasía: ya veo que te gustaría que te comprara este juguete... sería genial si pudiéramos comprar todas las de la tienda y construir un castillo con todos los juguetes del mundo, te lo imaginas?
Puedes darle una hoja y que fagi un dibujo de la rabia dándole un montón de colores diferentes.
Puedes proponerle que libere su rabia pegando una almohada, o yendo a correr plegados, o a tirando una pelota lo más fuerte posible al parque,...
Piensa que la ira es un mecanismo de defensa de tu hijo, y apenas está conociéndola y aprendiz a gestionarla. Cuanto más utilices estas técnicas con él, antes aprenderá a gestionarla y las rabietes se irán tirando más cortas y menos frecuentes.
Pero recuerda, baja las expectativas! Puede ser que las rabietes no desaparezcan (es una forma de expresarse) y que tarde más de la cuenta a aprender a gestionarlas. Además, le estás haciendo un regalo precioso a tu hijo: le estás ofreciendo la capacidad de entender el que siendo en ninguna parte de eliminarlo.
[su_quote]A veces, sólo con tu presencia ya tendrá bastante para serenarse, le puedes transmitir que el aprecios y que eres a su lado sólo con tu postura y expresión corporal[/su_quote]
No es necesario ni realista que los padres seáis monjas zen continuamente. Cuando estés enfadado auténticamente puedes volver a utilizar la descripción sin atacar su personalidad. En ninguna parte de «es que eres un desastre, mira como lo has dejado todo!» puedes describir «estoy viendo una cosa que me enfada! El lugar de los juguetes es el cajón y no el tierra del comedor!».
RECUERDA:
- Cada rabieta es una clase de inteligencia emocional para tú y tu hijo.
- El importante son las necesidades de tu hijo y no el que puedan pensar de tú.
- Siempre habrá situaciones incómodas, forman parte de la vida y crecemos y aprendemos gracias a ellas.
- Cuando las personas son tratadas con amor y comprensión durante la infancia desarrollan actitudes amorosas y comprensivas cuando son grandes.
Pero la razón profunda para tratar con empatía y comprensión tus hijos es porque los aprecios y los respetos, y es la mejor manera de expresar tu amor por ellos.