No ahoguemos a los niños

Que respiren y si puede ser, aire puro en la calle, en el campo o en la montaña

Los niños necesitan espacio y también tiempo. Desde que empiezan a gatear y, sobre todo a andar y a correr, necesitan muchos metros de terreno para descubrir, para experimentar y para desarrollarse.

Es por ello que hay que dejarlos campar en libertad, sin cerrarlos demasiado. También es importante no ahogarlos con juguetes, demasiados regalos, demasiados niños o demasiadas cosas que hacer. Hace falta que respiren y que no sean esclavos de las cosas.

Que respiren, pues. Y, si puede ser, aire puro. Si puede ser, en la calle, al campo o en la montaña. Tampoco los estresemos con un horario o con una agenda demasiada apretada. Dejémoslos respirar y, a la vez, respiraremos nosotros. No nos estresemos con el horario ni con las obligaciones. Lleguemos solo hasta allá donde podamos y ellos nos lo agradecerán.