Desde muy pequeños, los niños aprenden todo aquello que los enseñamos, de una manera extraordinariamente sencilla. Por eso, hay que aprovechar esta facilidad para inculcarlos hábitos, es decir, buenas costumbres: posarse y sacarse la ropa y los zapatos, decir hola y adiós y por favor y gracias, levantarse, lavarse los dientes, enjugarse la boca, saludar siempre todo el mundo, lavarse las manos, decir salud y buen provecho, taparse la boca al bostezar y al estornudar, pedir perdón, asear, compartir...
Igual que he dicho con el tema del inglés u otros idiomas, son auténticas esponjas y os sorprenderá la enorme capacidad que tienen para adquirir todos los hábitos que nosotros y el hogar de niños los proponemos.