De todo el mundo es conocido los importantes beneficios de crecer en el bilingüismo, sean los dos idiomas que sean. Conocer y expresarse en dos lenguas no sólo abre más caminos a nivel laboral, sino que genera conexiones importantes en el cerebro y fomenta la creatividad, entre otras.
Cuando un niño o niña aprende una segunda lengua, el mejor es que el niño se sienta motivado y le guste aquel idioma. En los primeros años del aprendizaje tiene que ser un juego, puesto que los expertos están viendo como hay muchos alumnos que llegan a odiar el nuevo idioma que aprenden. Este hecho se puede deber a demasiada presión para aprender idiomas y un posible mala praxis a la hora de enseñar.
El aprendizaje de un segundo idioma se tiene que hacer de forma más natural y sin presiones. Los niños tienen que jugar mientras están aprendiz. Podemos aprovechar que los niños pequeños tienen mucha más capacidad de aprendizaje para introducir el nuevo idioma cuanto más pequeños mejors. El niño no lo tiene que ver como un reto, sino como una vía para poder entender a aquel deportista que le gusta, una saga de películas, o poder relacionarse con alguien como una profesora, un familiar...