El recientemente estrenado horario de verano puede comportar cambios en los niños y aunque tienen una alta capacidad de adaptación, niños y niñas son muy sensibles a los cambios. Los dos cambios temprano que se hacen al año provocan en los niños alteraciones del sueño, el que puede desencadenar más intranquilidad e irritabilidad además de cansancio, problemas de atención y desaliento.
A pesar de que el adelanto o atraso temprano se deja notar en todas las edades, en los menores es más notorio por su sensibilidad, de forma que los cuesta ir a dormir y los cuesta quitarse, cuando hay un cambio horario.
La adaptación al nuevo horario comporta algunos días y un máximo de una semana más o menos, y por eso tendremos que ser pacientes con los cambios de humor y la dificultad para adaptarse a los nuevos horarios.