Cuando pasamos un día o unas horas en la playa, la montaña o la piscina el uso de un protector solar es fundamental y necesario. Además, se tiene que ir renovando aunque este protector sea resistente al agua. Es recomendable renovarlo cada 2 horas o el que nos indique el fabricante, sobre todo cada vez que se salga del agua o si se suda mucho.
Y es que según los expertos, los protectores solares resistentes al agua mantienen su eficacia un máximo de 40 minutos y los muy resistentes unos 80 minutos. Tenemos que aplicar el bloqueador solar aunque haya nubes, puesto que los rayos solares pasan a través de las nubes.
Aunque posamos protector, pueden surgir quemaduras para no perseverar en la aplicación o no extenderlo por toda la zona. Entonces es cuando surgen picores, rojeces... Si este es el caso se tiene que rehidratar la zona aplicando uno humectando calmando para quemaduras de manera generosa y podemos dejar una capa gruesa de esta crema. Repetiremos la operación diversas veces al día hasta que la quemadura solar haya desaparecido del todo a pesar de que se puede alargar días o una semana dependiente de la quemadura. La ingesta de agua también ayudará a mitigar la quemadura y utilizar una camiseta ligera y empapa de agua fría ayudará a rebajar el dolor. Hasta que la quemadura no se recupere la piel no se tiene que exponer más en el sol.