Aunque la podemos encontrar durante todo el año, la primavera y el verano es el momento óptimo para el consumo de la zanahoria. Esta hortaliza contiene betacaroteno, precursor de la vitamina A, que se encarga de un buen mantenimiento de la piel y de la visión. De hecho, la zanahoria es después del perejil, el vegetal con más caroteno que exite. La zanahoria es capaz de asegurar un crecimiento óseo óptimo, reforzar el sistema inmunitario y combatir la oxidación celular y los radicales libres por su concentración de activos antioxidantes. La falta de vitamina A puede llegar a provocar ceguera nocturna y alteraciones de la piel y las mucosas.
Además, y aunque la exposición al sol se ha visto rebajada drásticamente por el actual periodo de confinamiento y su limitación para acceder al sol, un buen consumo de zanahoria nos ayudará a tener la piel protegida una vez se levante el confinamiento y nutrida con las vitaminas que necesita.
La zanahoria la podemos consumir tanto cruda cómo cocida y proporciona centenares de recetas. La podemos disfrutar en una crema de zanahoria, en zumos naturales, rallada para las ensaladas y también frita en tempura. Esta verdura es tan versátil que también la podemos consumir hervida, como complemento de un segundo, en purés e incluso en dulces como el pastel de zanahoria.