Qué rol adoptas ante los conflictos con tu hijo?

Quin rol adoptes davant els conflictes amb el teu fill?- Pares i Nens

Esta pregunta también se puede extrapolar a cómo somos cuando discutimos con otra persona, o cómo anunciamos en el título del artículo, con nuestros hijos más grandes. Cómo actuamos cuando queremos tener razón? Somos tercos o nos alejamos del conflicto?

Cada persona afronta el conflicto como buenamente puede. Cómo siempre digo a los cursos y talleres que imparto, no quiero creer que hay una única manera de hacer frente a las discusiones, sino que el más importante es estar tranquilo con un mismo y es que a veces es mejor tener paz que tener razón. Buscar la coherencia entre el que uno siendo y  el que uno piensa, dice o hace, por mí supone la excelencia de la inteligencia emocional.

[su_quote]A veces es mejor tener paz que tener razón[/su_quote]

Partiendo, pues, de la certeza que la mejor manera de actuar es aquella que aporta más bienestar emocional, todos tendríamos que compartir una misma manera de comunicarnos basada enla asertividad.

Los 5 roles que se plantean en un conflicto

Los 5 roles que se plantean en un conflicto son: el competitivo, el colaborador, el evitador, el acomodativo y el compromissari.

El competitivo, es aquel que "echa por el derecho" y que puede liderar fácilmente una situación de emergencia. Se caracteriza para ser una persona resolutiva, pero con poca empatía o paciencia ante las reacciones de los otros. Adopta medidas impopulares que sí que son obedecidas pero sólo a corto plazo.

El colaborador es aquel que defiende los intereses de todas las partes, busca una solución integradora y se implica en los conflictos para fundamentar una relación de futuro.

 El evitador es aquel que no hace nada. Su actitud pasiva viene dada por el hecho que, por él, el conflicto no tiene gran importancia; es una cuestión de prioridades. También puede ser que considere que no es el lugar ni el momento.

L'acomodativo, por norma general, cede. Y como todos, lo hace de forma justificada, quizás porque ha cometido un error previamente, quizás porque sabe que la agresividad no le funcionará o por miedo al conflicto. Todos tenemos un motivo para hacer el qué hagamos.

Finalmente, encontramos el compromissari, aquel que busca la igualdad entre las partes. Busca que todo el mundo se vea afectado, discriminado o recompensado del mismo modo.

Este último rol siempre me hace pensar en la "historia de la naranja". Este historia habla de una madre, una naranja y dos hijas. Las dos hijas están a la cocina y le dicen a su madre que quieren una naranja cada una. Pero sólo hay una. Qué hace la madre? ...Qué harías tú?

La madre opta por la solución salomònica, mitad y mitad. Las deja sobre la mesa y se va a faenar. Cuando vuelve a la cocina, sorprendentemente, ve los restos que han quedado: media cáscara y media pulpa.

Ay! si pidiéramos más, si no presupusiéramos tanto, quizás en las mismas respuestas encontraríamos la solución; una hija tenía hambre, la otra quería hacer mermelada.

Con este cuento llegamos a la conclusión que la igualdad no siempre es la solución. Y nos plantea la idea que si hiciéramos más preguntas abiertas y escucháramos más activamente, quizás disminuirían los conflictos y las malas decisiones.

[su_quote]La igualdad no siempre es la solución[/su_quote]

Los 5 roles se pueden confundir entre ellos, la línea que los distingue es fina y ambigua, todos adquirimos un rol u otro según el contexto, según la posición  que ocupamos en un grupo o según el interlocutor que tenemos delante. De todos los roles descritos, el que se aviene mejor con el conflicto es el colaborador, puesto que favorece las relaciones personales sinceras y hace que los acuerdos tengan más estabilidad en el tiempo.

[su_quote]De todos los roles el que se aviene mejor con el conflicto es el colaborador porque fomenta las relaciones personales sincerres y que los acuerdos tengan más estabilidad en el tiempo[/su_quote]

Sea como fuere, la inteligencia emocional (como cualquier inteligencia) se basa en el conocimiento. Si sabemos, podemos ser conscientes y, por lo tanto, saber qué rol interpretamos en cada momento. Cuando tomamos conciencia, el conflicto se puede convertir en un juego de estrategia donde las emociones se puedan llegar a controlar.