La tradición del poner el árbol de Nadal en casa viene de muy lejos. Y es que la tradición se remonta a las culturas norte-europeas. Los bárbaros celebraban, en unas fechas próximas a la Navidad cristiana, el nacimiento de Frey, el dios del sol. Lo hacían adornando un árbol que simbolizaba el Universo. Una celebración de culto a sus Dioses para festejar el solsticio de invierno.
El árbol escogido por este culto era un abeto, árbol de hoja perenne, considerado un símbolo de la vida eterna y prosperidad para estas culturas.
Más tarde, el cristianismo adaptó esta tradición, dándole una simbología cristiana. De este modo, se decoraba con manzanas (símbolo del pecado original de Adam y Eva) y con velas (como sinónimo de la luz de Jesús a todas las personas).
Actualmente, entre los ornamentos diversos que se pueden poner, es típico poner- bolas de colores, cómo si estuvieran las manzanas, y luces para simular velas.