Si una mujer embarazada tiene la sangre Rh negativa y espera un niño o niña con factor Rh por herencia paterna, se produce una intolerancia con grandes complicaciones para el segundo hijo o los que vengan a continuación. Esta afectación no tiene riesgo para el primer hijo.
Y es que el organismo de la madre crea anticuerpos contra la sangre del niño, lo que pueden dañar el pequeño gravemente, pero en el primer embarazo, el peligro es mínimo, puesto que los anticuerpos solo se forman durante los últimos días del embarazo, o después del parto. Aún así, la madre queda sensibilizada y por el segundo hijo puede producir anticuerpos que llegan a la placenta y afectan el feto.
Esta anomalía se detecta con un análisis de sangre para conocer el grupo sanguíneo de la madre y saber si es Rh negativo. El ideal es que los dos padres se hagan un análisis antes de la gestación o durante las primeras semanas.
Para tratarlo existe un tratamiento profiláctico inyectando gammaglobulina antiRh en la mujer antes de la concepción o inmediatamente después del primer parto. Cuando el futuro bebé está afectado, puede estar afectado por una leve ictericia hasta un trastorno grave de incompatibilidad sanguínea durante la gestación. Por la ictericia se controla la evolución del neonato y por los casos graves, se hacen transfusiones intrauterinas al feto o se administran grandes dosis de inmunoglobulinas.