El color, la densidad y la textura de la orina nos revelan muchas cosas de nuestra salud. En la orina se quedan todos los residuos después de pasar por los riñones. Por eso y durante el embarazo es conveniente mirar como evoluciona nuestra orina, puesto que a lo largo de los nueve meses de gestación, la orina cambia de color por varios factores.
En el embarazo el flujo sanguíneo renal se incrementa un 75%, normalmente, a partir del segundo trimestre y se mantiene hasta el inicio del último trimestre y después, desciende. Además, la filtración de los riñones es un 50% más grande que antes del embarazo, el que se puede traducir en un cambio de color, puesto que se modifican los parámetros de la orina.
Aunque el color amarillo es el color normal de la orina este puede variar por varios motivos. El color varía dependiendo de las vitaminas prenatales consumidas, como otros medicamentos o suplementos, o la misma alimentación.
La hidratación también juega un papel clave en el color. Así si se ingiere menos agua, el color se concentra más por la concentración de la urocromo, el que da a la orina el tono amarillo. Aunque una mujer tenga una dieta equilibrada y se hidrate bien, puede ser que la orina cambie de color.
Los tipos de color de la orina:
- Amarillo brillante: es el color habitual de una persona saludable.
- Amarillo claro: es muy frecuente, puesto que en el embarazo aumenta la frecuencia de orinar y al concentrarse menos el color es más claro.
- Amarillo oscuro: se puede deber a las náuseas y los vómitos frecuentes, puesto que afectan la hidratación, por el que se oscurece la orina. Si esto pasa, se tiene que aumentar la ingesta de líquidos. A pesar de que si adquiere un color marrón, también puede ser por la alimentación en base de verduras o frutas.
- Rojizo: es una señal de una posible infección o cistitis, por lo cual se tiene que recurrir al médico.