Aunque la mayoría de parejas planifican el embarazo, muchos llegan cuando llegan. Pero no es el mismo quedarse embarazada durante el invierno que en verano. De hecho quedarse embarazada al invierno tiene bastantes ventajas.
Evitas el calor extremo del verano
Cada estación cuenta con pros y contras a la hora de quedarnos embarazadas. Aún así y si escogemos febrero o marzo para empezar el embarazo, es decir los dos últimos meses de la temporada, la recta final del embarazo será entre octubre y noviembre. Unos meses en los cuales evitaremos las altas temperaturas de julio y agosto, las más altas de todo el año y las molestias típicas del embarazo, como la retención de líquidos, que se agravan con el calor, no serán tan pronunciadas.
Niños con unos vista mejor
Según los expertos, la miopía se relaciona con el nacimiento y que los niños nacidos en verano son experimentan más deficiencias visuales. Un hecho que se podría relacionar con la exposición de los pequeños a la luz natural.
Huesos y músculos más fuertes
Los meses en que el bebé se desarrolla dentro del vientre materno es un factor clave en la salud del niño. Si el embarazo se produce entre febrero y marzo, la gestación pasa durante el verano, cuando hay más solo, fuente de vitamina D. Una vitamina fundamental enla absorción del calcio por el desarrollo de los huesos y los músculos del bebé.
Recuperar el cuerpo de antes
Si el embarazo se produce en invierno, quedarán más meses por el verano y tendremos más tiempo para recuperarnos. Aunque la recuperación es un proceso biológico