El reflejo de Babinski es el movimiento del dedo gordo del pie hacia arriba, mientras que los otros dedos se abren en forma de abanico. El reflejo de Babinski, que también se denomina reflejo plantar extensor, es manifiesta cuando se frota la planta de pie del bebé, de forma que cuando se toca o se acaricia la planta del pie del talón a los dedos, el bebé abrirá los dedos.
Estos reflejos primarios desaparecen con el paso de los tiempos y en el caso del reflejo de Babinski dura hasta los dos años como máximo, aunque a veces desaparece en torno los doce meses, es decir que marcha después de que el bebé acabe de gatear y andar. Si el niño anda de puntillas se puede deber al hecho que el niño o niña se haya saltado la etapa y el reflejo de Babinski no haya desaparecido.
Una vez los niños llegan a la madurez biológica, el reflejo de Babinski se vuelve a la inversa y se mantiene hasta la edad adulta. Así y una vez se toca o presiona la planta de pie, los dedos se cierran hacia el interior del pie.