Educar sin miedo
Hoy es el día de la Cabalgata de Reyes y querría hacer una reflexión sobre educar sinmiedo . Este año, el ayuntamiento de Barcelona, como medida preventiva debido de a los atentados en Europa, prohibirá la circulación a camiones de 3500 kilos a toda la ciudad entre las 16 y las 22 horas, por motivos de seguridad. Aun así se reforzará el dispositivo de seguridad para proteger el recorrido de la Cabalgata sin concretar si serán barreras o pilons de hormigón.
Conozco una familia, que precisamente por miedo, este año no han ido al mercado de Santa Llúcia y tampoco irán a la Cabalgata de Reyes en Barcelona. Hecho que es del todo respetable y lícito si la familia se siendo angustiada y sufre por el que pueda pasar en este ambiente hostil que estamos viviendo en Europa.
Pero, de todos modos, tenemos que vivir con miedo y dejar de hacer aquello que nos hace ilusión y hacemos cada año por el que pueda pasar, cuando no hay una amenaza explícita real sobre este acontecimiento en Barcelona, y cuando ya se están poniendo todas las medidas de seguridad necesarias?
Qué mensaje estamos dando a nuestros hijos? Cuando de tiempo nos tenemos que quedar en casa cerrados? Cuando dejaremos de estar en peligro? Cuando dejarán de estar expuestos nuestros hijos en el peligro del entorno?
A mí me parece que nunca. Una amiga mía no soltó nunca a sus hijos a las excursiones de la escuela ni a las colonias porque le daba miedo que cogieran un autocar. Explicaba que no confiaba en los conductores. Así pues sus hijos nunca pudieron vivir aquellas experiencias con sus compañeros.
Hasta qué punto nuestro miedo está coartando la libertad de nuestros hijos para vivir las experiencias que se los toca vivir? Y esto se puede extrapolar también a nosotros mismos. Preguntémonos, qué nos está impidiendo vivir nuestros miedos, un viaje? Una relación? Una maternidad o paternidad? Volviendo al tema de nuestros hijos, que pasará cuando nuestros hijos, por ejemplo, quieran empezar a salir por las noches? Y que pasará si nos da miedo que salgan por todos los posibles peligros que puedan correr? Se los prohibiremos?
Las decisiones tomadas desde el miedo nunca son buenas decisiones. Tenemos que intentar tomar las decisiones sobre una base real, analizando pros y contras, y si creemos que puede haber peligros, establecer aquellas medidas necesarias para minimizarlos en el máximo. Pero no podemos tener nuestros hijos protegidos y apartados del mundo porque es peligroso. Nuestra tarea en el momento de educar es la de dotar de recursos a nuestros hijos para ir, mica en mica haciendo frente en el mundo, a la vida, y esto implica también, hacer frente a sus posibles peligros. Preocupémonos por eso, estamos dando recursos, confianza, autoestima, valores, a nuestros hijos para ir tirando frente a cada etapa que van pasando? Esta es nuestra tarea, no la de evitar que nuestros hijos la pasen o se enfrenten.
Así pues, cuando empiecen a salir, quizás antes podemos tener una charla con ellos de los peligros y precauciones que tienen que tomar en el momento de hacerlo, y si estamos más tranquilos, podemos irlos a buscar allá donde haga falta, en la hora que haga falta, cuando acabe la fiesta. Posteriormente podemos preguntar como se los ha ido la experiencia, y sin caer en el impulso de juzgar (puesto que de este modo nos aseguraríamos que no nos explicaran nunca más nada), escuchar y guiar.
Tener miedo es lícito, es respetable, es humano y es necesario. El miedo es un sistema de alarma que nos indica un posible peligro. Pero aquí es donde intervenimos nosotros, para decidir si hacemos caso o no a este miedo, si tenemos que huir o bien hacer frente, si vale la pena vivir aquella experiencia a pesar del miedo o bien no la vale. Aquí es donde rae nuestra libertad, la libertad de decidir, pero no decidir dependiente del miedo, decidir dejando el miedo al margen (a menos que sea un peligro real, naturalmente).
En un día como hoy, un día de ilusión y fiesta por los niños y niñas, nosotros iremos a la Cabalgata, no sé si haremos bien o no, pero nuestros actos no estarán ligados a nuestros miedos. Quizás el miedo más grande que tendríamos que tener es el miedo a no vivir en libertad el que nos toca vivir en cada momento.