Enseñar a los niños a vencer la pereza

A las reuniones que los maestros mantenemos con las familias, el tema de la pereza y las pocas ganas de trabajar aparece sovin

La pereza es la negligencia y la carencia rutinariamente o deseo para realizar alguna actividad. Muchas culturas la consideran un defecto de la condición humana y por el cristianismo es considerada como uno de los pecados capitales.

Hay personas que no tienen pereza. Pocas, pero alguna hay. Gente que tiene la suerte de sentirse siempre activa y motivada y a quien no le cuesta ponerse en marcha cada mañana.

Pero desengañémonos. A muchas personas a menudo nos cuesta arrancar y realizar tareas que no siempre nos apetecen de hacer. Y los niños y, sobre todo a los adolescentes, acostumbran a ser perezosos por definición y a los adultos a menudo nos cuesta conseguir que dejen de serlo.

Bien es verdad que a las reuniones que los maestros mantenemos con las familias, el tema de la pereza y las pocas ganas de trabajar aparece a menudo. Los padres se desesperan y nos piden consejo para ver como pueden ayudar a sus hijos a dejar de ser tan gandules y a inculcarlos la responsabilidad verso el trabajo y el interés por el trabajo muy hecho.

La cuestión es difícil de abordar, pero no imposible. Se trata de inculcar a los más pequeños el valor de la constancia y las rutinas de trabajo para ayudarlos a vencer la pereza. Para conseguirlo, disponemos de algunas técnicas que podemos enseñar con paciencia y perseverancia, porque los hábitos no se adquieren de un día por el otro y hay que consolidarlos a base de reiteración y constancia . A saber:

  1. Predicar con el ejemplo, verbalitzant en voz alta que a nosotros tampoco nos viene nada de gusto hacer determinadas tareas, pero que precisamente por eso, nos disponemos a hacerlas inmediatamente. Así, los niños verán que a nosotros, la pereza también nos invade a menudo, pero que intentamos combatirla. Al acabar es bueno manifestar satisfacción por haber terminado una actividad que nos resultaba costoso de empezar.
  2. Enseñar que sólo tenemos control sobre el presente, porque es importante que los niños se den cuenta que si dejamos las cosas por más adelante, se nos puede presentar un imprevisto que nos impida hacer el que queremos. Es importante que los niños se den cuenta que es conveniente no demorar las cosas para evitar las prisas y para asegurarnos de tenerlo todo terminado a tiempo.
  3. Enseñar la regla de los 2 minutos. Hay que explicar a los más pequeños que hay tareas que se terminan en 2' o menos y que por lo tanto, no vale la pena demorarlas (ponerse el pijama, lavarse los dientes, parar mesa, traer la ropa a la lavadora...)
  4. Enseñar el valor del compromiso y de la recompensa por el trabajo muy hecho, porque es importante que desde muy pequeños los niños entiendan que el compromiso es un valor importante que nos da credibilidad ante los otros y que el trabajo muy hecho aporta satisfacción personal.
  5. Establecer rutinas. Hace falta que los niños y adolescentes comprueben que las rutinas los ayudan a organizarse y que la gestión del tiempo es importante nos aporta disciplina.
  6. Ayudarlos a enfrentarse a las tareas. A veces ponernos a hacer deberes, recoger la habitación o asear un armario se nos hace una montaña. Hay que enseñar a los más pequeños a dividir las grandes tareas en etapas más pequeñas de forma que empezarlas no los abrume en exceso.
  7. Hay que enseñarlos a evitar distracciones. Por lo tanto, es buena idea ofrecerlos un reloj que los ayude a cronometrar el tiempo que dedican a hacer una actividad. Si se comprometen a no distraerse durante periodos cortos (15', 20', 30') a buen seguro conseguirán ser más eficientes. Con todo, es importante ser conscientes que vencer la pereza es un objetivo complicado que comporta tiempo de dedicación por parte nuestra y que no se consigue ni en un día, ni en un mes. Y para ser justos tenemos que evitar quejarnos si vemos que los más pequeños de la casa no ponen interés a superarla; porque muchos de nosotros, que ya somos adultos, también tenemos dificultades a la hora de gestionarla.


Así que si vuestros hijos son unos perezosos... Paciencia! Y no olvidáis que no aprenderán sólo a no serlo. Si necesitáis orientación, aquí os ofrecemos unos enlaces que os pueden resultar útiles: